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miércoles, 18 de marzo de 2020

Suplica para pedir a Dios su misericordia en tiempos de la Pandemia del #Coronavirus


Ofrecimiento del #RosarioDeEsperanza

"Oh Jesús, por tu amor, por la conversión de los pecadores, por la salvación de las almas, te ofrezco este santo rosario, y, hoy particularmente, lo ofrezco por aquella persona que está agonizando para que en compañía de la Virgen María seas tu quien reciba su alma en el momento de su muerte. Te ofrezco este santo rosario por los médicos, enfermeros, enfermeras, sacerdotes, religiosas y por todo el personal que trabaja en los hospitales cuidando a los enfermos. Recibe Jesús este Rosario de Esperanza y sálvanos."


Súplica para pedir a Dios su misericordia 
en tiempos de Pandemia 
*De rodillas o Postrados

 Estas suplicas pueden hacerse en cualquier momento del día, en el hogar cristiano, en el templo, o bien, delante del santísimo sacramento antes de dar la bendición eucarística. Pueden utilizarse como oraciones conclusivas del rosario de esperanza. 


Hermanos, imploremos humildemente la misericordia de Dios Todopoderoso, para que, movido por la intercesión de todos los santos, escuche benigno la voz de su Iglesia que suplica por el fin de la pandemia, por los enfermos, los agonizantes y todo el personal sanitario.

Señor, ten piedad. / Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. / Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. / Señor, ten piedad.

Santa María, Madre de Dios, / Ruega por nosotros.
Santos Miguel, Gabriel y Rafael / Rueguen por nosotros
Todos los santos ángeles de Dios, / Rueguen por nosotros.
San Juan Bautista, / Ruega por nosotros.
San José, / Ruega por nosotros.
San Elías, / Ruega por nosotros.
Todos los santos patriarcas y profetas/ Rueguen por nosotros.
Santos apóstoles Pedro y Pablo, / Rueguen por nosotros.
San Andrés, / Ruega por nosotros.
Santos Juan y Santiago, / Rueguen por nosotros.
Todos los santos apóstoles y evangelistas/ Rueguen por nosotros.
Santa María Magdalena, / Ruega por nosotros.
Todos los santos discípulos del Señor / Rueguen por nosotros.
San Esteban, / Ruega por nosotros.
San Ignacio de Antioquía,/ Ruega por nosotros.
San Lorenzo, / Ruega por nosotros. 
Santas Perpetua y Felicidad, / Rueguen por nosotros. 
Santa Inés, / Ruega por nosotros.
Todos los santos mártires/ Rueguen por nosotros.
San Gregorio, / Ruega por nosotros.
San Agustín, / Ruega por nosotros.
San Atanasio, / Ruega por nosotros.
San Basilio, / Ruega por nosotros.
San Martín, / Ruega por nosotros.
San Benito, / Ruega por nosotros.
Santos Francisco y Domingo, / Rueguen por nosotros.
Santos Ignacio de Loyola y Francisco Javier, / Rueguen por nosotros.
San Juan María Vianney, / Ruega por nosotros.
Santa Catalina de Siena, / Ruega por nosotros.
Santa Teresa de Ávila, / Ruega por nosotros.
Todos los Santos y Santas de Dios, / Rueguen por nosotros.

Muéstrate propicio, / Líbranos, Señor.
De todo mal, / Líbranos, Señor.
De todo pecado, / Líbranos, Señor.
De las asechanzas del diablo, / Líbranos, Señor.
Del orgullo y la presunción de poder prescindir de ti/ Líbranos, Señor.
De los engaños del miedo y la angustia / Líbranos, Señor.
De la incredulidad y la desesperación / Líbranos, Señor.
De la dureza del corazón y de la incapacidad de amar, / Líbranos, Señor.
De todos los males que afligen a la humanidad / Líbranos, Señor. 
Del hambre, la carencia y el egoísmo / Líbranos, Señor. 
De las enfermedades, de las epidemias y del miedo al hermano / Líbranos, Señor. 
De la locura devastadora, los intereses despiadados y la violencia / Líbranos, Señor. 
De la muerte eterna, / Líbranos, Señor. 
Por tu nacimiento, / Líbranos, Señor.
Por tu santo ayuno, / Líbranos, Señor.
Por tu pasión y tu cruz, / Líbranos, Señor.
Por tu muerte y sepultura, / Líbranos, Señor.
Por tu santa Resurrección, / Líbranos, Señor.
Por tu admirable Ascensión / Líbranos, Señor.
Por el envío del Espíritu Santo, / Líbranos, Señor.

Cristo, Hijo de Dios vivo / Ten piedad de nosotros
Tú que descendiste del Cielo para nuestra salvación / Ten piedad de nosotros
 que eres nuestro Médico Celestial, / Ten piedad de nosotros
Tú que te inclinas ante nuestra miseria,/ Ten piedad de nosotros 
Cordero inmolado, tú que te ofreces para rescatarnos del mal / Ten piedad de nosotros
Buen Pastor, tú que das la vida por el rebaño que amas / Ten piedad de nosotros
Pan vivo y medicina de inmortalidad, tú que nos da la vida eterna / Ten piedad de nos.

Nosotros, que somos pecadores, / Te rogamos, óyenos.
Para que nos perdones, / Te rogamos, óyenos.
Para que seas indulgente, / Te rogamos, óyenos.
Para que nos fortalezcas y asistas en tu santo servicio, / Te rogamos, óyenos.
Para que nos des tu Espíritu / Te rogamos, óyenos
Para que abras nuestros corazones a la santa esperanza / Te rogamos, óyenos
Para que hagas que tu santa Iglesia te sirva con segura libertad, / Te rogamos, óyenos.
Para que concedas paz y concordia a todos los pueblos de la tierra, / Te rogamos,
Para que termine esta pandemia / Te rogamos, óyenos
Para que concedas gracia de salvación a los agonizantes / Te rogamos, óyenos
Para que concedas el eterno descanso a los fieles difuntos / Te rogamos, óyenos
Para que concedas fe y fortaleza a todo el personal sanitario / Te rogamos, óyenos
Para que concedas prudencia a nuestros gobernantes / Te rogamos, óyenos
Para que concedas sabiduría a nuestros obispos / Te rogamos, óyenos
Para que nos escuches, / Te rogamos, óyenos.
Cristo, óyenos / Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. / Cristo, escúchanos.

Salmo 91

Tú que habitas al Amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: "Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en Ti".

El te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
Su brazo es escudo y armadura.

No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.

Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.

Tan sólo abre tus ojos,
verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.

No se acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;

te llevará en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.

"Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.

Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré,
lo saciaré de largos días
y le haré ver mi salvación".

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Padre Nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.

Oración Colecta de la Misa en tiempos de pandemia

Dios todopoderoso y eterno,   refugio en toda clase de peligro,   a quien nos dirigimos en nuestra angustia; te pedimos con fe que mires compasivamente nuestra aflicción, concede descanso eterno a los que han muerto, consuela a los que lloran,   sana a los enfermos, da paz a los moribundos, fuerza a los trabajadores sanitarios,   sabiduría a nuestros gobernantes y valentía para llegar a todos con amor glorificando juntos tu santo nombre. Por nuestro Señor Jesucristo.

Oración del Papa Francisco 

Oh María, tu resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza, confiamos en ti, Salud de los enfermos, que junto a la cruz te asociaste al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe. Tú, salvación del pueblo cristiano sabes lo que necesitamos  y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea pueda volver la alegría y la fiesta después de este momento de prueba. Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a a conformarnos a la voluntad del Padre y hacer lo que nos diga Jesús que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos y se ha cargado con nuestros dolores para llevarnos, a través de la cruz a la alegría de la resurrección. Amén.

Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita! ¡Amén!


El Papa Francisco imparte una bendición 'Urbi et Orbi ...